En la siguiente cita olímpica, en los Juegos Olímpicos de 1920 de Amberes se enfrentaría por primera vez a la selección española, creada a efecto para disputar dicha competición, donde empezaría a forjar una rivalidad histórica. UU. no solo demostraría una magnífica organización del evento, sino que se trataría de la mejor edición del torneo en infraestructuras y asistencia, así como en diversidad y espectáculo respecto a los equipos participantes.