Fue entonces, cuando en el minuto 94, cuando los «Tifosi» italianos ya cantaban el alirón, le llegaría un balón a Sylvain Wiltord que empataría en partido y lo mandaría a la prórroga. Una decepción como hacía tiempo que no se vivía en Italia, debido en especial a la gran participación del anterior Mundial, del que había ganas de resarcirse, y por contar con una de las mejores generaciones de futbolistas que dio el país.
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